**EL VIOLÍN DESAFINADO**


- EXPLORANDO:   

   -. Se cuenta que con un viejo violín, un pobre hombre se ganaba la vida. Iba por los pueblos, comenzaba a tocar y la gente se reunía a su alrededor.
- Tocaba y al final pasaba entre la concurrencia una agujereada boina con la esperanza de que algún día se llenara.
Cierto día comenzó a tocar como solía, se reunió la gente, y salió lo de costumbre: unos ruidos "más o menos armoniosos".
- No daba para más ni el violín ni el violinista. Y acertó a pasar por allí un famoso compositor y virtuoso del violín. Se acercó también al grupo y al final le dejaron entre sus manos el instrumento.
Con una mirada valoró las posibilidades, lo afinó, lo preparó… y tocó una pieza asombrosamente bella. El mismo dueño estaba perplejo y lleno de asombro. Iba de un lado para otro diciendo:
- "Es mi violín…!, es mi violín…!, es mi violín…!". Nunca pensó que aquellas viejas cuerdas encerraran tantas posibilidades.

- REFLEXIONANDO:
   -. No es difícil que cada uno, profundizando un poco en sí mismo, reconozca que no está rindiendo al máximo de sus posibilidades.
- Somos en muchas ocasiones como un viejo violín estropeado, y nos falta incluso alguna cuerda.
Somos… un instrumento flojo, y además con frecuencia desafinado.
Si intentamos tocar algo serio en la vida, sale eso… unos ruidos faltos de armonía. Y al final, cada vez que hacemos algo, necesitamos también pasar nuestra agujereada boina; necesitamos aplausos, consideración, alabanzas…
- Nos alimentamos de esas cosas; y si los que nos rodean no nos echan mucho, nos sentimos defraudados; viene el pesimismo. En el mejor de los casos se cumple el refrán:
”Quien se alimenta de migajas anda siempre hambriento”: no acaban de llenarnos profundamente las cosas.
Qué diferencia cuando dejamos que ese gran compositor, Dios, nos afine, nos arregle, ponga esa cuerda que falta, y dejemos ¡que Él toque!
- Pero también en la vida terrena existen violinistas que nos pueden afinar; un amigo, un compañero, un maestro, o cualquier persona de la que podamos obtener conocimientos, un consejo, una buena idea, una corrección fraterna, y quedaremos sorprendidos de las posibilidades que había encerradas en nuestra vida.
Comprobamos que nuestra vida es bella y grandiosa cuanto que somos instrumentos perfectibles y, si nos proponemos ser mejores, lucharemos constante e incansablemente por ser: un violín cada vez mejor afinado.

Este fue un espacio más de: EXPLORANDO Y REFLEXIONANDO con el hermano Humberto Maravilla.

   -. Te invitamos para que te unas a nuestra próxima expedición a través de la Palabra de Dios para que juntos exploremos y descubramos nuevas enseñanzas para nuestro crecimiento espiritual.
¡Hasta la próxima y que Dios te bendiga!

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