**GOZO QUE REBOSA**
«EXPLORANDO»
-. Un ministro de Escocia tenía en su congregación una anciana muy pobre que tenía el hábito de decir: “¡Bendito sea el Señor, Amén!”, cuando el predicador decía algo destacado.
- Esto molestaba mucho a aquel ministro y le dijo: “¿Sabe hermana Elizabeth, que cuando usted dice: “Bendito sea el Señor”, durante el sermón, interrumpe mis pensamientos?
- Si no lo hace durante todo este año le regalaré un par de frazadas nuevas”. La hermana Elizabeth era muy pobre y esta oferta le pareció buena.
- Hizo lo que pudo por ganárselas. Permaneció quieta domingo tras domingo; pero un día vino un pastor visitante a predicar; era un hombre de cuyo corazón rebosaba el gozo de su salvación.
- A medida que predicaba acerca del perdón del pecado y de todos las bendiciones que le siguen, la visión de las frazadas prometidas comenzó a desvanecerse en la mente de aquella hermana, mientras que por por otro lado, el gozo de la salvación aumentaba.
- Al fin no pudo contenerse más y se levantó diciendo con voz fuerte: “¡Frazadas o no frazadas, aleluya!”
«REFLEXIONANDO»
-. Cuando pensamos en las maravillas de Dios, se llena nuestro ser de gran gozo. Nuestra reacción natural es querer alabar a Dios por lo que ha hecho y hace por nosotros.
-. Un ministro de Escocia tenía en su congregación una anciana muy pobre que tenía el hábito de decir: “¡Bendito sea el Señor, Amén!”, cuando el predicador decía algo destacado.
- Esto molestaba mucho a aquel ministro y le dijo: “¿Sabe hermana Elizabeth, que cuando usted dice: “Bendito sea el Señor”, durante el sermón, interrumpe mis pensamientos?
- Si no lo hace durante todo este año le regalaré un par de frazadas nuevas”. La hermana Elizabeth era muy pobre y esta oferta le pareció buena.
- Hizo lo que pudo por ganárselas. Permaneció quieta domingo tras domingo; pero un día vino un pastor visitante a predicar; era un hombre de cuyo corazón rebosaba el gozo de su salvación.
- A medida que predicaba acerca del perdón del pecado y de todos las bendiciones que le siguen, la visión de las frazadas prometidas comenzó a desvanecerse en la mente de aquella hermana, mientras que por por otro lado, el gozo de la salvación aumentaba.
- Al fin no pudo contenerse más y se levantó diciendo con voz fuerte: “¡Frazadas o no frazadas, aleluya!”
«REFLEXIONANDO»
-. Cuando pensamos en las maravillas de Dios, se llena nuestro ser de gran gozo. Nuestra reacción natural es querer alabar a Dios por lo que ha hecho y hace por nosotros.
Es maravilloso, cuando desde el momento que entramos al templo comenzamos a sentir su presencia y derramar nuestro ser ante Él.
Desgraciadamente, hay muchos hermanos que sus cuerpos están en la iglesia, pero sus mentes están en otro lugar, sus pensamientos andan divagando por otros lugares.
Ojalá que todos nosotros como hijos de Dios
sintiéramos ese gozo indescriptible que nos produce el Espíritu Santo cuando
estamos en plena comunión con él.
Este fue un
espacio más de: EXPLORANDO Y REFLEXIONANDO con el hermano Humberto Maravilla.
-. Te invitamos para que te unas a nuestra
próxima expedición a través de la Palabra de Dios para
que juntos exploremos y descubramos nuevas enseñanzas para nuestro crecimiento
espiritual.

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