**JUNTAS POR TODA LA ETERNIDAD**


-EXPLORANDO.
- Nacieron juntas y vivieron juntas durante nueve años. Eran hermanas siamesas, unidas por el vientre. Cada una tenía sus propios órganos internos, excepto que compartían un solo corazón.

Cuando nacieron, los médicos pronosticaron:

«Tendrán a lo sumo una semana de vida.» Pero vivieron nueve años.

- Estas eran las hermanitas Ruth y Verónica Collins, de Johannesburgo, Sudáfrica, quienes sabían de seguro que iban a morir. Aunque sus padres jamás les hablaron de la muerte, ellas espontáneamente decían:

«Nosotras moriremos pronto, pero sabemos que nos iremos con el Señor.»

En efecto, murieron a los nueve años de edad con una diferencia de media hora. Su muerte fue pacífica, y la calma de ellas trajo calma a todos los que las rodeaban.

- Nacieron juntas, vivieron juntas, y juntas pasaron a la eternidad.

¿Cómo podían ellas saber que irían a estar con el Señor?

¿De dónde viene una fe tan inamovible?

¿Cómo se puede tener esa seguridad?

- Sus padres, Peter y Marlene Collins, tenían una relación íntima con Cristo. Habían aceptado con calma y resignación el anormal nacimiento de las niñas.

Nunca renegaron contra Dios. Al contrario, les enseñaron a sus hijas la palabra de Dios y les hablaron de Cristo desde que tuvieron la capacidad de entender.

- Nunca manifestaron pena o desagrado por la condición de las siamesas.

«Dios lo permitió —dijeron siempre—, y Él sabe lo que es mejor.» Nunca les hablaron a las hijitas de muerte, o desgracia o fatalidad, ni les introdujeron una sola gota de amargura. La verdad es que ambos padres quedaron sorprendidos cuando Ruth y Verónica dijeron, casi al unísono:

«Pronto vamos a morir y nos vamos a ir con el Señor.»

- REFLEXIONANDO.
  - . Para los que cultivan una fe viva en Jesucristo, las penas y pruebas de la vida son siempre menores. Siempre las hay, pero las sobrellevan sabiendo que Cristo está con ellos. Las luchas de esta vida las sufren todos, los buenos y los malos, pero los que tienen su fe en Cristo triunfan sobre ellas.

No es que uno sea un favorito de Dios o un privilegiado, pero el cristiano genuino sabe desarrollar una fe viva, un carácter sólido, una esperanza inconmovible e inquebrantable en Cristo.
-. Cualquier ser humano puede tener esa misma calma en medio del dolor cuando Cristo es su dueño y Señor.

- Abrámosle nuestro corazón y nuestra mente a Dios. Démosle nuestra voluntad. Rindámosle nuestra vida entera, y comenzaremos a experimentar y a vivir una fe viva que vence al mundo y a sus dolores y problemas.

Exploremos bien y reflexionemos, Cristo quiere ser hoy nuestro Salvador.

Este fue un espacio más de: EXPLORANDO Y REFLEXIONANDO con el hermano Humberto Maravilla.

   -. Te invitamos para que te unas a nuestra próxima expedición a través de la Palabra de Dios para que juntos exploremos y descubramos nuevas enseñanzas para nuestro crecimiento espiritual.

¡Hasta la próxima y que Dios te bendiga!

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