**LA PETICIÓN DE JAIMITO**
-. Se acercaba
la Navidad y Jaimito escribió como cada año su carta a Jesús, aunque este año
tenía una petición muy especial:
Querido niño Jesús:
- Este año me he portado muy bien, he sido obediente y he
estudiado mucho, por eso quiero pedirte que me traigas una bicicleta nueva.
Atentamente, Jaimito.
- Pero al colocar la carta junto al pesebre, se dio
cuenta de que la imagen de la Virgen María lo miraba fijamente. Jaimito se
sintió incómodo, rompió la carta y escribió otra nueva.
Querido niño Jesús:
- Este año me he portado más o menos bien, a veces he
obedecido, aunque no he estudiado demasiado, pero por favor tráeme una
bicicleta.
Cordialmente, Jaimito.
- Cuando se disponía a colocar la carta junto al pesebre,
sintió de nuevo la mirada de la Virgen María que lo observaba fijamente.
Nervioso, Jaimito volvió a romper la carta y se dispuso a escribir otra.
Niño Jesús:
- No me he portado muy bien este año, no he sido
obediente y los estudios me fueron fatal.
Pero tú eres bueno y siempre tienes misericordia, además
si me traes una bicicleta, prometo que a partir de ahora me portaré bien. Sin
más, Jaimito.
- Fue de nuevo al pesebre para dejar la carta pensando
que esta vez había sido sincero y que por lo tanto no habría problemas, pero se
equivocó. La Virgen María seguía mirándolo seriamente.
Harto ya de esta situación, rompió el sobre y desesperado
sacó la imagen de la Virgen María del pesebre y la puso en una bolsa de
plástico que luego escondió entre la ropa de su cómoda.
- A continuación Jaimito con una expresión «extraña» en
su rostro escribió una nueva carta.
Jesús: Tengo a tu madre.
- Si quieres volver a verla, deja una bici al lado del
pesebre.
Por cierto no lo comentes con nadie, en especial con la
policía.
Jaimito.
- REFLEXIONANDO:
-. Nos reímos
porque es un cuento, pero ¿Cuántas veces actuamos así con Dios?
Primero le pedimos poniendo como garantía a nuestra
petición todos nuestros logros y buenas obras.
- Si no funciona, apelamos a su amor y misericordia, con
el único fin de que el chantaje emocional surja efecto y conseguir así lo que
nos interesa.
Cuando comprobamos que Dios no se deja manipular,
acabamos confesando nuestra realidad, pero no con arrepentimiento o ganas de
cambiar nuestra conducta, sino simplemente como fórmula que creemos puede
ablandar Su corazón.
- Al final hartos de esperar su respuesta, actuamos a la
desesperada y somos capaces de cualquier cosa para presionarlo.
Con nuestros hechos no llegamos tan lejos como Jaimito,
pero en nuestro corazón y nuestra mente muchas veces tratamos de darle a Dios
un ultimátum.
- Así no funciona, ya lo dice la Palabra de
Dios, «Pedís y no recibís, porque pedís mal…»
Este fue un espacio más de: EXPLORANDO Y REFLEXIONANDO
con el hermano Humberto Maravilla.
Te invitamos para que te unas a nuestra próxima
expedición a través de la Palabra de Dios para que juntos exploremos y
descubramos nuevas enseñanzas para nuestro crecimiento espiritual.
¡Hasta la próxima y que Dios te bendiga!

Comentarios
Publicar un comentario