**UN HEREJE**

   
   
«EXPLORANDO»
----- En el tiempo de Mario el perseguidor, llegó uno de sus agentes a la casa de una mujer cristiana que había ocultado a uno de los siervos de Cristo, y le preguntó:


--¿En dónde está ese hereje?. La mujer cristiana dijo: Abra aquella petaca y verá usted al hereje. 


----- El perseguidor abrió la petaca y sobre la ropa vio un espejo. --¡No hay aquí ningún hereje! –respondió encolerizado. –Ah –le dijo ella--, ¡observe usted el espejo y verá allí al hereje!.


«REFLEXIONANDO»
----- Es fácil poder ver el error de los demás y criticar, juzgando pero, es muy difícil ver el nuestro propio.


- El ser humano es así por naturaleza, la Biblia enseña que aquel que no tiene el fruto del Espíritu, tiene los frutos de la carne.


----- Sin embargo, Jesús en una ocasión les dijo: vosotros sois de vuestro padre el diablo.


----- Cuando tomamos nosotros el espejo de la Palabra de Dios, puede ser que en lugar de ver a otros que hayan desobedecido las leyes divinas, veamos a nosotros mismos culpables de no haber puesto atención a las enseñanzas de nuestro Señor.


Tengamos mucho cuidado al momento de emitir juicio contra otros, puede ser que nosotros seamos mucho peor que aquel a quien tratamos de juzgar.


"No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido... saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano" (Mat. 7:1, 2, 5b).


¡PALABRA DE DIOS!

Los fariseos en el tiempo de Jesús se creían "la divina garza" desde el punto de vista espiritual. Según ellos eran hijos de Abraham, ayunaban, oraban, eran conocedores de la ley y podían juzgar al pueblo "dizque" por ser descendientes de los profetas.

Este fue un espacio más de: EXPLORANDO Y REFLEXIONANDO con el hermano Humberto Maravilla.
   -. Te invitamos para que te unas a nuestra próxima expedición a través de la Palabra de Dios para que juntos exploremos y descubramos nuevas enseñanzas para nuestro crecimiento espiritual.

¡Hasta la próxima y que Dios te bendiga!

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